28 de enero de 2015

Remembranzas

    Los pasos me trajeron casi sin darme cuenta a la misma plaza y convencido de que las casualidades no existen me senté en el mismo banco. Por supuesto que no era casual. La fecha, el sueño de la noche anterior y haber cruzado tu perfume entre la gente mientras caminaba por la peatonal, todo me trajo de vuelta a este lugar. Al banco le falta una madera y sigue despintado, la noche esta fría, la plaza vacía y la fuente apagada. Todo es igual, todo invita a sumergir el débil pensamiento en la ilusión del recuerdo... Me lleva unos minutos darme cuenta del engaño, no todo es igual. La esperanza ilusoria se atenuó en la palidez de una promesa de amor eterno y la credula ingenuidad vergonzosa se consumió con aquel cigarrillo del último estío. Miro el reloj, esta vez solo tengo tiempo para mi, me tengo que ir...

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