8 de diciembre de 2014

Temores

“El cuento que hoy les traigo es corto inconcluso en cada parte del desarrollo, no tiene fuego, no tiene pasión y casi sin conexión. Tal vez la perdida de tiempo mas preciada y tan real como la necesidad de pertenecerse. Se cruzaron por ahí y aunque no creían en las casualidades, esa lo fue. Aarón vio sus ojos… ahí se ocultaba toda su historia, aunque poca, suficiente para hacer notar algunos destellos de tristeza. Hermosos, grandes y marrones como el otoño pero nunca miraban los de el. Todas las puertas bien cerradas con llave y seguro puesto, las de los dos. Los canales de acceso reducidos a un whatsapp que no se envía. –Que gran poder el de la historia, hay quienes le temen a un Dios… lloran, imploran, suplican y piden perdón. Pero el pasado, la historia, Puf! –suspiraron.
–Miedo o precaución, cuál es la diferencia. Si a fin de cuentas algo siempre te frena- dijo de manera verborragica. –Como pequeñas luces colgadas en el camino que se prenden para dar la alerta de peligro. – la respuesta le surgió de manera casi automática.
Faltos de todo, excepto de dudas y temor.”


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