11 de enero de 2016

Revelaciones

En una búsqueda de acoplamiento innecesario a las masas me encontré perdido en mi mismo y descubrí que los monólogos estandaperos en los que dejaba trascurrir mi vida habían llenado de risas y humor los que antes era intelectualidad y refinamiento. La vergüenza que sentía por haber desviado mi camino de semejante manera sin haberlo notado era solo opacada por el abrumador compromiso de tener que redefinirme patético y grotesco. Por suerte, aunque más bien debería describirlo como hecho premeditado, contaba con el kit necesario para este tipo de situaciones reveladoras. Y sin dudarlo demasiado abrí un vino blanco que tenía en la heladera y busque en Internet alguna película de terror de bajo presupuesto, eso y una buena noche de insomnio deberían ser suficientes para recuperar tiempo perdido y con suerte, recuperar también, un mínimo de las palabras perdidas que se ahogaron en algún vaso de fernet.

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