6 de octubre de 2014

El futuro

Caminó hacia la puerta casi como escapando, al salir el aire helado de la noche lo dejó temblando y un poco confundido. Una noche así, sin luna, es doblemente triste y oscura. La calle estaba mojada y en los charcos se reflejaba el brillo de algunos faroles que se esforzaban en desintoxicar tanta lobreguez. Con ira, con indignación, con secreto alivio caminó las cuadras que fueron necesarias para reencontrarse con una serenidad objetiva. Del bolsillo sacó un cigarrillo que encendió mientras oteó los primeros rayos del día.
-Deberíamos dejar de afirmar que nuestra realización está en el futuro –pensó es voz alta- Es en este momento cuando debemos realizarnos, tratando de hacer fructíferas nuestras potencialidades. ¿Y eso cómo se hace? Desarrollándonos internamente en el presente. Metafóricamente sería como apearnos de la máquina del tiempo, dejar de viajar al futuro para encontrar allí el tesoro de nuestra realización o para sumirnos en el pánico por lo desconocido. Y dejar de viajar obsesivamente al pasado para perdernos en los motivos por los que no nos sentimos felices o añorar esos tiempos que siempre fueron los mejores. Así, sin movernos en planos temporales ficticios, desaparecen los conflictos y los miedos-

En ese trance no fue más cobarde ni más tranquilo que otras personas, terminó el cigarrillo y esperó en la esquina para tomarse veinti algo.


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